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Helvella crispa, conocida cumúnmente como silla de montar blanca, silla de montar de duende o helvella común, es un hongo ascomiceto de la familia Helvellaceae. El hongo se identifica fácilmente por su sombrero blanquecino de forma irregular, tallo acanalado y superficies inferiores borrosas. Se encuentra en el este de América del Norte y en Europa, cerca de árboles de hoja caduca en verano y otoño.
Etimología
El hongo fue originalmente descripto como Phallus crispus por el naturalista Giovanni Antonio Scopoli en 1772.[1] Su epíteto específico es el adjetivo latino crispa 'arrugado' o 'rizado'. El nombre genérico era originalmente un tipo de hierba italiana, pero se asoció con las colmenillas.[2]
Descripción
H. crispa es de color blanco cremoso, de 6 a 13 cm de largo, con un píleo de 2 a 5 cm de diámetro. Son llamativos sus lóbulos de forma irregular en el sombrero, pero con una base robusta de color blanco cremoso (tamaño 2–8×1–2,5 cm). Su carne es delgada y quebradiza. El tallo mide de 3 a 10 cm de largo, es de color blanco o rosado y está adornado con nervaduras. Desprende un agradable aroma, pero no es comestible crudo. La impresión de esporas es blanca, las esporas ovaladas miden en promedio 19 x 11,5 μm.[3] Ocasionalmente se encuentran formas cubiertas de blanco. Se puede distinguir de las formas blancas ocasionales de Helvella lacunosa por su capa inferior peluda y márgenes enrollados cuando es joven.[4]
Distribución y hábitat
Crece tanto en hierba como en maderas duras húmedas, como el haya, a lo largo de los caminos, en setos y en los taludes de las praderas. Se pueden ver desde finales de verano hasta finales de otoño.[5]
Se encuentra en China,[6] Japón,[7] Europa y el este de América del Norte, aunque es reemplazada por la H. lacunosa relacionada en las partes occidentales.[8]
Comestibilidad
Aunque algunas guías enumeran esta especie como comestible,[3][5] se especula que puede contener monometilhidrazina, que puede causar una intoxicación grave y puede ser cancerígena. Se ha informado que causa síntomas gastrointestinales cuando se come cruda.[4] Otros estudios encontraron resultados que parecen indicar que algunos individuos están adaptados genéticamente para acetilar rápidamente la MMH y no se verían afectados por la toxina.[9]
Referencias